Debido a sus bajos requerimientos en frío, el almendro es el primero de los frutales en florecer en primavera. Esa circunstancia lo coloca en primer plano en cuanto a la susceptibilidad a los daños por heladas primaverales. Estos posibles daños que pueden afectar a yemas, flores y frutos, dependen de dos factores: la intensidad y la duración de la helada.
Cuando la temperatura desciende por debajo de los 0 oC se puede producir una congelación que provoca la destrucción mecánica de las células de los órganos florales, y los cristales de hielo ejercerán una demanda de agua que provocará la deshidratación. Este proceso produce daños mayores o menores según sea la brusquedad con la que la temperatura desciende. Un descenso progresivo de la temperatura produce daños menores que si el descenso se produce bruscamente.
Estas heladas tardías, en parte, son la razón de que la mejora genética del almendro se haya centrado en la obtención de variedades de floración tardía. Sin embargo, no existe demasiada información sobre los umbrales de temperatura que producen daños irreversibles en las flores y frutos recién cuajados.
Este estudio muestra cómo afecta el estado fenológico a la temperatura soportada por la planta. Hay que tener en cuenta que existen diversos factores que condicionan la resistencia a heladas, como son el estado hídrico del suelo, las condiciones ambientales y sobre todo un correcto estado nutricional de la planta.
¿Cómo afecta la fertilización en la resistencia frente a heladas?
Desde el punto de vista agronómico, la fertilización potásica, puede minimizar los efectos negativos de las bajas temperaturas. Desempeñando un papel importante en procesos como la osmoregulación. La osmoregulación aumenta la turgencia de los tejidos y facilita el funcionamiento del aparato fotosintético en periodos de estrés por frío. De igual modo, al descender el potencial osmótico se disminuye el punto de congelamiento, reduciendo el riesgo de congelamiento del interior de las células, formación de cristales de hielo y rotura de membranas.
De igual modo, la aplicación de aminoácidos son la base para la formación de nuevos tejidos y conseguir las reparaciones necesarias en la planta para continuar su desarrollo y crecimiento. Con la aplicación de aminoácidos después de un periodo de estrés por frío conseguiremos que la planta vuelva más rápidamente a su condición óptima.
Si bien es cierto que esta fertilización debe ser continuada en el ciclo del cultivo para tener un efecto positivo al llegar estos periodos de estrés.
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