Desde CRISARA hemos defendido desde siempre la importancia del microinjerto en almendro, puesto que parte de la incompatibilidad que en muchas ocasiones se produce entre patrón y variedad viene condicionada en gran medida por el sistema de injerto. El sistema de microinjerto empleado en nuestra producción de planta garantiza una compatibilidad casi total entre injerto y portainjerto, así lo hemos querido demostrar sacrificando un almendro con cinco años y seccionando longitudinalmente el tronco en la zona de unión. Con esta acción hemos podido corroborar que, además de lo que se aprecia visualmente como una unión exterior igualada en calibre, también existe una unión interior perfecta entre tejidos y una alineación correcta de vasos circulantes de la savia. El hecho de microinjertar nuestras plantas con un calibre tan pequeño, en un estadio semileñoso, cuando la planta aún no está lignificada, garantiza la formación de un cayo uniforme, un cierre mucho más hermético que garantiza más sanidad vegetal, puesto que dificulta la entrada de agentes externos, y garantiza una circulación correcta para el crecimiento y la futura vida productiva del almendro. Junto a este sistema de microinjerto y un correcto proceso de crianza en vivero, desde CRISARA queremos destacar una vez más la importancia de la obtención y procedencia del material vegetal que utilizamos puesto que, según nuestro criterio y experiencia, para garantizar al máximo la sanidad vegetal, un buen vigor y estado vegetativo de las plantas es prioritario que se utilice siempre planta certificada, etiqueta azul, de procedencia y obtención “in vitro”, evitando sistemas de estaquillado o nebulizados que no tengan las suficientes garantías. En definitiva, podemos decir que con nuestro sistema de microinjerto, al existir una compatibilidad casi del 100%, tendremos plantaciones más viables con árboles más vigorosos, más productivos, más sanos y más longevos.
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